ama obedecer; obedece amar
"Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a su plenitud" (1 Juan 2:5).
Por amor y obediencia, María y José guardaron los mandamientos de Dios. Los mandamientos requerían que María fuera purificada después del parto y la circuncisión del niño varón al octavo día después del nacimiento (Lc 2:23; Lev 12:8; Ex 13:2). María y José talvez podrían haber sido tentados a sentir que las circunstancias especiales del nacimiento de su Niño los situaba por encima de la ley. Después de todo, muchos en poder se han considerado a si mismos por encima de la ley a lo largo de la historia humana. Sin embargo, María y José obedecieron la ley de Dios en espíritu, en libertad, en gratitud, en humildad y en amor. Su obediencia fue recompensada con las profecías confirmadoras de Simeón y Ana (Lc 2:29-32, 34-35, 38).
A menudo las personas afirman amar al Señor, pero no le obedecen con su estilo de vida. La manera en que mostramos nuestro amor a Dios es obedecer Sus mandamientos (Jn 15:10; 1 Jn 5:2-3), "y Sus mandamientos no son una carga" (1 Jn 5:3). Demuestra a Dios que lo amas, obedeciéndole.
Oración: Padre, que me haga humilde simplemente para obedecerte a Ti y Tus preceptos. Concédeme la gracia de nunca sucumbir a las tentaciones de juzgar mis necesidades y deseos de ser más importante que Tu enseñanza.
Promesa: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel" (Lc 2:34).
Alabanza: Santo Tomás invirtió su energía defendiendo los derechos de la Iglesia contra el estado y debido a su fiel posición, finalmente fue martirizado por mantener su fe.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.
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