simples servidores agradecidos
"Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber" (Lucas 17:10).
Servir al Señor es el privilegio más impresionante posible para un ser humano. Un día en Sus atrios es mejor que mil en otro lugar (Sal 84:11). Sacar la basura para Jesús es mejor que ser el principal jefe ejecutivo de una corporación conglomerada y multinacional.
Por lo tanto, al servir al Señor, debemos no centrarnos en cuánto estamos haciendo por Él, sino en cuánto Él está haciendo por nosotros al dejarnos hacer algo por Él. Debemos mirarnos a nosotros mismos como "siervos inútiles" pero mirar a Jesús como Señor y Dios Quien es digno de ser alabado (ver Ap 5:12). No debemos pensar que la misa del domingo sea tan solo nuestra obligación dominical sino como una oportunidad privilegiada de toda la vida. Dios no nos debe nada, pero a Él le debemos todo. Dios puede seguir adelante, y muy bien, sin nosotros (ver Est 4:14); tenemos el honor de ser incluidos por el Señor en cualquier cosa, incluso en los trabajos más difíciles. Dios no tenía que crearnos, salvarnos, elegirnos ni usarnos, pero lo hizo. Nosotros no debemos estar quejándonos sino dando gracias. "Sirvan al Señor con alegría" (Sal 100:2).
Oración: Padre, gracias por elegir crearme y amarme.
Promesa: "Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento" (Sab 3:1).
Alabanza: Cuando Beth decidió dar a Dios la primera hora del día en la oración, el resto de su día cayó en orden divino.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de mayo de 2017.
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