Jonás oró: "Ahora, Señor, quítame la vida, porque prefiero morir antes que seguir viviendo"(Jon 3:4). Jonás quería morir porque un gusano mató a su árbol dejándolo sin el confort de su sombra (Jon 4:6-8). En efecto, Jonás dijo: "Dame consuelo o dame la muerte". Jonás también quería morir cuando el Señor perdonó a Nínive (Jon 4:1) en vez de castigarla. Esas dos razones de querer morir están conectadas.

A veces muchos de nosotros queremos morir. Como Jonás, nos entristecemos por no tener todos los placeres y comodidades que queremos. Creemos que en la necesidad de estas comodidades debido a un vacío interior. Este vacío puede ser un síntoma de falta de perdón. Cuando nos negamos a perdonar a los ninivitas de nuestras vidas, nos negamos a nosotros mismos a ser perdonados (Mt 6:12), curados (Eclo 28:2-3) y bendecidos. Nos privamos y maldecimos a nosotros mismos. Después tratamos de compensar y llenar ese vacío con cosas del mundo. Colmados de estas nos encontramos aún más vacíos, y nos encontramos tan desalentados que deseamos estar muertos (ver Prov 13:19). La falta de perdonar lleva al vacío y a la búsqueda del placer, que conduce a aún mayor vacío y desesperación. La única forma de escapar del deseo de muerte es de perdonar, entregar nuestra vida a Jesús y arrepentirse.

Da, perdona, sé lleno y satisfecho; ama la vida.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de mayo de 2017.

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