¿consumidor o consumido?
"El que tiene apego a su vida la perderá" (Juan 12:25).
San Lorenzo es el patrón de regalos generosos. Se dice que dio los tesoros de la Iglesia a los pobres. Lorenzo sembró generosa y alegremente. Ahora recoge la cosecha abundante de vidas transformadas incluso siglos después de su muerte (ver 2 Co 9:6). Lorenzo no solo dio posesiones al Señor sino que entregó su vida por Él sufriendo alegremente el martirio en la hoguera. Él era como un grano de trigo que cae en tierra, muere y produce mucho fruto (Jn 12:24).
La vida y muerte de Lorenzo muestran que Dios quiere no solo todo nuestro dinero y posesiones, sino también todo nuestro tiempo, energía, relaciones, trabajo, vida y muerte. El Señor nos manda que lo amemos con todo nuestro corazón de la forma más radical (Mt 22:37).
"Nuestro Dios es un fuego devorador" (Heb 12:29). Estamos acostumbrados a ser consumidores. Sin embargo, cuando le damos nuestras vidas al Señor, ya no somos principalmente los consumidores, sino los consumidos. Estamos tentados a resistir esto, pero, de alguna manera, vamos a ser consumidos por algo - trabajo, comportamiento compulsivo, televisión, deportes, comida, cigarrillos, la ira, los celos, etc. Si dejamos que Dios nos consuma, entonces no seremos degradados, sino amados. Por lo tanto, da y da al amor consumidor de Dios.
Oración: Padre, úsame y consume mi vida.
Promesa: "Les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia" (2 Co 9:10).
Alabanza: Cuando el prefecto de Roma exigió tesoros de la Iglesia, san Lorenzo reunió a los pobres y enfermos que la Iglesia había ayudado, y dijo: "¡Este es el tesoro de la Iglesia!"