volver a refugiarnos en un árbol
"Yo le respondo y velo por él" (Oseas 14:9).
Dios nos ha llamado "Encinas de justicia. Plantación del Señor, para su gloria" (Is 61:3). Sin embargo, si pecamos y nos negamos a arrepentirnos, "El Señor, el Señor de los ejércitos, desgaja con ímpetu el ramaje: los árboles más altos son talados, los más elevados, abatidos: él corta con el hierro la espesura del bosque" (Is 10:33-34). No obstante, finalmente podemos aceptar la gracia para arrepentirnos. Entonces echaremos "raíces como el bosque del Líbano" y extenderemos nuestros retoños (Os 14:6). Produciremos muchas hojas (Os 14:8) y entonces floreceremos como el lirio (Os 14:7) y la viña (Os 14:8). Nuestra fragancia será como "la del Líbano" (Os 14:7) y nuestro esplendor como "el del olivo" (Os 14:7). Finalmente, daremos mucho fruto "como un ciprés siempre verde" (Os 14:9). De haber sido pisoteados por el pecado, podemos volvernos fructíferos por el arrepentimiento.
Si sembramos entre lágrimas de arrepentimiento, cosecharemos "entre canciones" (Sal 126:5). Jesús prometió que, si no le tenemos apego a nuestra vida, produciremos mucho fruto (ver Jn 12:24). Si morimos libres de pecado, no cosecharemos el salario del pecado, que es la muerte (Rom 6:23). Daremos el fruto del Espíritu Santo.
Oración: Padre, yo decido arrepentirme y hacer que el cielo se alegre (Lc 15:7, 10).
Promesa: "Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes" (Mt 10:19-20).
Alabanza: Miguel ha ayunado fielmente durante muchos años para poner fin al aborto.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.
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