la novedad radical de la vida después del bautismo
"Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía, antes de que salieras del seno, yo te había consagrado" (Jeremías 1:5).
Durante las próximas dos semanas en la Misa diaria, la Iglesia nos lee del profeta Jeremías. Inicialmente, Jeremías se resistió a aceptar el llamado de Dios a profetizar. Trató de excusarse diciendo que era demasiado joven (Jer 1:6). Dios no aceptó esta excusa (Jer 1:7). A lo largo de gran parte de la vida de Jeremías, él continuó teniendo problemas para responder a la llamada de Dios, aunque fue en su mayor parte fiel al Señor.
Muchos cristianos pueden relacionarse con Jeremías, porque ellos también son ambivalentes en la respuesta a las llamadas de Dios. Sin embargo, Jesús dijo que todo bautizado es más grande que Jeremías (Mt 11:11). Jeremías nunca tuvo una nueva naturaleza, nunca fue un hijo bautizado de Dios, y nunca recibió el cuerpo y la sangre de Jesús. Vivimos en un pacto cuya gloria está más allá de lo que Jeremías había conocido (ver 2 Co 3:10). Por lo consiguiente, no debemos relacionarnos tanto con la ambivalencia de Jeremías sino con la fidelidad de Jesús. "¡El que vive en Cristo, es una nueva creatura: lo antiguo ha desaparecido; un ser nuevo se ha hecho presente!" (2 Co 5:17) Vive tu Bautismo radical y totalmente.
Oración: Padre, que el estudio del libro de Jeremías me ayude a apreciar profundamente la novedad radical del Bautismo.
Promesa: "¡Yo pongo mis palabras en tu boca!" (Jer 1:9)
Alabanza: El mártir san Apolinar fue un obispo fiel. Él defendió los cristianos del emperador y a Cristo de los no cristianos.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.
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