En las tres lecturas de las Misa de hoy, se presenta la visión de una Corte Judicial. El profeta Miqueas anuncia una sesión de la Corte cósmica. "Porque el Señor tiene un pleito con su pueblo, entabla un proceso contra Israel" (Miq 6:2). Él quiere saber porqué Su gente lo ha abandonado, a pesar de las obras maravillosas y los cuidados amorosos con que Él los ha rodeado. Dios dice a su pueblo: "¡Respóndeme!" (Miq 6:3). Los responsorios del Salmo continúan con esta escena del juicio cósmico. Dios "llama desde lo alto del cielo y a la tierra, para entablar un juicio contra su pueblo" (Sal 50:4).

En el Evangelio, los "escribas y fariseos", quienes deberían saber la profecía de Miqueas 6 y el Salmo 50, deciden cambiar de lugar con Jesús, poniéndose ellos de jueces, en vez de acusados. Ellos, que escucharon Sus enseñanzas, presenciaron Sus milagros, y todavía no estaban satisfechos. Como Jueces (nombrados por ellos mismos), quieren una señal especial para ellos. Es como si los escribas y fariseos le estuvieran exigiendo a Jesús: "¡Respóndeme!" (Miq 6:3) Jesús no les contesta en la forma que ellos quieren, y por eso ellos declaran al Señor como culpable.

La Reina de Saba nos muestra la mejor forma de lograr una respuesta del Señor. Ella era reina, pero en vez de exigir su autoridad, busca la verdad con corazón abierto. Pasó bastante tiempo con Salomón para adquirir su sabiduría. La verdad es encontrada por aquellos que la buscan. Jesús, la Verdad (Jn 14:6) y el Espíritu de la Verdad (Jn 16:13) son igualmente encontradas por aquellos que la buscan con sinceridad y honestidad. Por lo tanto, "¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar!" (Is 55:6).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.

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