rindanse y reconozcan que yo soy dios (ver sal 46:11)
"¿Qué haces aquí Elías?" (1 Reyes 19:10).
Elías, el profeta poderoso, tenía más confianza en la furia perversa de la reina Jezabel, que en su propia fuerza. Jezabel había jurado eliminar a Elías y envió asesinos para matarlo (1 Re 19:2-3). Elías se había mantenido tan fuerte como una "muralla de bronce" en contra de todo el país (ver Jer 1:18), pero no era capaz de hacerle frente a una mujer tan furiosa, poderosa y vengativa.
Elías huyó del país, caminando más de cuarenta días para poner la mayor distancia posible entre él y los asesinos enviados por Jezabel (1 Re 19:8). Por último, el Señor fue capaz de romper el miedo de Elías y le preguntó: "¿Qué haces aquí, Elías?" (1 Re 19:10). Mientras Elías estaba conversando con Dios, Dios no escuchó las excusas de Elías. En lugar de ello, Dios llamó a Elías para una nueva misión y lo envió de regreso (1 Re 19:15).
Es el llamado de Dios y Su misión lo que nos da nuevas fuerzas a medida que nos presentamos y obedecemos. En su bondad, el Señor envió a Elías por una ruta que misericordiosamente daba un amplio rodeo alrededor de la impía Jezabel. Por último, en Su increíble misericordia, el Señor llevó en forma segura a Elías hasta el cielo en un torbellino (2 Re 2:11). Luego, Él envió una doble porción del espíritu de Elías a su sucesor, Eliseo (2 Re 2:9, 14-15).
Dios quiere que simplemente callemos y escuchemos. Así Él puede comunicarse con nosotros. Para Elías, Jezabel era Goliat. Todos tenemos Goliats. Con firmeza y conocimiento de que Dios es todopoderoso, hagamos que nuestra prioridad sea escuchar la voz de Dios, en lugar de la de Goliat.
Oración: Padre, "Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza" (Sal 27:3).
Promesa: "Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de Ios vivientes" (Sal 27:13).
Alabanza: La adicción de Tomás era abrumadora hasta que admitió que era impotente ante ésta, se encomendó al Todopoderoso y recibió la gracia para superarla.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.
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