Cuando tu mundo se derrumba:

• "Sobre todo, ámense profundamente los unos a los otros" (1 Pe 4:8),

• "Ten fe en Dios" (Mc 11:22),

• "Ten la moderación y la sobriedad necesarias para poder orar" (1 Pe 4:7),

• "Cuando te pongas de pie para orar, si tienes algo en contra de alguien, perdónalo" (Mc 11:25),

• "Pon al servicio de los demás los dones que has recibido" (1 Pe 4:10),

• "Queridos míos, no se extrañen de la violencia que se ha desatado contra ustedes para ponerlos a prueba, como si les sucediera algo extraordinario" (1 Pe 4:12), y

• "Alégrense en la medida en que puedan compartir los sufrimientos de Cristo" (1 Pe 4:13).

Para resumir, cuando "se acerca el fin de todas las cosas," es decir, cuando el mundo se está derrumbando, ama, confía, ora, perdona, sirve y alégrate. No te desanimes ni te sorprendas.

Esto puede parecer una forma inusitada de reaccionar ante el fin del mundo, o de nuestro propio mundo; pero podemos reaccionar de esta manera debido a nuestra relación personal con Jesús. Cuando hemos entregado totalmente nuestras vidas a él, podemos decir con confianza: "tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor" (Rom 8:38-39). "El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?" (Sal 27:1)

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 21 de enero de 2016.

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