dios, nuestro vindicador
"Déjenlo que maldiga, si así se lo ha dicho el Señor. Quizá el Señor mire con humillación y me devuelve la felicidad, a cambio de esta maldición que hoy recibo de él" (2 Samuel 16:11-12).
Muchas cosas en esta vida vale la pena defender. Tenemos que "combatir por la fe" (Jud 3), luchar por la verdad (Eclo 4:28), defender los derechos de los pobres (Is 1:17), y asegurarnos de que el nombre de Dios sea santificado (Lc 11:2).
David fue maldecido con saña por un compañero israelita mientras huía de Jerusalén en desgracia, habiendo sido depuesto como rey por su propio hijo (2 Sm 15:14ss; 2 Sm 16:5ss). Él no se defendió a sí mismo ni a su honor. Ni siquiera explicó que había sido tratado injustamente por su hijo. Aceptó sin amargura la calumnia de los demás, como un castigo que en última instancia sería por su bien (ver Jb 2:10).
Jesús, el Hijo de David, tomó esta humildad un paso más allá. "Se humilló" (Fil 2:8) y aceptó la muerte de un criminal aunque Él era inocente (Lc 23:32, 41, 47). Mediante todo esto, "Se humillaba y ni siquiera abría su boca" en defensa propia (Is 53:7).
Cuando sabemos que Dios es nuestro vindicador, podemos resistir la tentación de defender nuestra reputación. Dios tiene la intención de hacer un trabajo mucho mejor para reivindicar sus hijos de lo que podríamos hacer en nuestro propio nombre. Jesús anuncia "un día de venganza para nuestro Dios" (Is 61:2). "Esta es la herencia de los servidores del Señor, esta es la victoria que yo les aseguro" (Is 54:17). "Hará brillar tu justicia como el sol y tu derecho, como la luz del mediodía" (Sal 37:6). "Delante de ti avanzará tu justicia" (Is 58:8). Grita con Job: "yo sé que mi Redentor vive" (Job 19:25).
Oración: Padre, pongo mi vida en tus manos (Sal 31:6).
Promesa: "Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti" (Mc 5:19).
Alabanza: El Cardenal Gabriel dejó que las acusaciones contra él demostrasen ser falsas, mientras oraba por su acusador.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de noviembre de 2015.
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