la verdadera humildad es regocijo
"Saúl se puso furioso y muy disgustado por todo aquello, pensó: 'A David le atribuyen los diez mil, y a mí tan sólo los mil'" (1 Samuel 18:8).
El Rey Saúl ganó una gran victoria en una batalla a través del catalizador joven David con su valiente derrota al salvaje Goliat. Cuando las mujeres salieron a recibir a Saúl y David con cantos, Saúl recibió el crédito por 'miles' (1 Sm 18:7). Pero por su orgullo, lo único que Saúl podía ver era que David recibía más crédito que él (1 Sm 18:8). Él estaba celoso de David, y no sentía ninguna alegría de que David, su sirviente fiel y valiente recibiera la aclamación merecida "Al día siguiente, un mal espíritu… se apoderó de Saúl" (1 Sm 18:10) y al final el orgullo y los celos de Saúl (1 Sm 18:9) causaron su perdición
San Juan el Bautista trabajó duro por muchos años en el desierto para guiar los Israelitas al arrepentimiento y a preparar el camino del Señor. La misión de Juan fue ganando impulso y muchos vinieron a él para ser bautizados. Luego llegó Jesús y el pueblo empezó a seguir a Él en vez de a Juan (Jn 3:26). Juan se llenó de gozo (Jn 3:29) con el éxito de Jesús. Juan se vio como el padrino de boda (Jn 3:29), quien está felizmente olvidado en el altar mientras el novio, Jesús, recibe toda la atención. La humildad de Juan no fue un acto de auto desaparición lastimosa, que se muerde la lengua para no dañar. Por el contrario, Juan estaba sinceramente encantado de ver a Jesús prosperar a costa de su propia popularidad. Él exclamó humildemente: "Por eso mi gozo es ahora perfecto. Es necesario que Él crezca y que yo disminuya" (Jn 3:29-30). Con Juan regocijémonos con gusto en ser humildes.
Oración: Padre, que pueda avanzar al siguiente nivel de humildad verdadera.
Promesa: "Confío en Él y ya no temo: ¿Qué pueden hacerme los hombres?" (Sal 56:12).
Alabanza: La joven santa Inés fue honorada por los padres de la Iglesia naciente. A pesar de su temprana edad quizás trece años, ella enfrentó su muerte de mártir con gran calma cuando fue amenazado su voto de virginidad.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 24 de augusto de 2015.
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