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"Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen, esto es mi Cuerpo" (Marcos 14:22).
En la Cena Pascual, Jesús tomó el pan y dijo: "Esto es mi cuerpo". Después tomó una copa, dio gracias y todos bebieron de ella. Y les dijo. "Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos" (Mc 14:24). Jesús quiere decir esto literalmente. A pesar de perder muchos de sus discípulos por esta razón (Jn 6:60, 66), Jesús insistió que su carne era comida verdadera y su sangre bebida verdadera (Jn 6:55).
¿Crees tú que Jesús nos da su cuerpo y sangre en la Sagrada Comunión? El Señor no quiere que evites el tema (ver 1 Re 18:21), seas tibio (Ap 3:16), o persistas en la duda (Jn 20:27). Si tú crees en la Eucaristía, debes confesarte, e ir a Misa a recibirla tan frecuentemente como te sea posible. En el amor eucarístico, visita el templo para estar en su presencia. Vive el "misterio de la fe" en el cuerpo y sangre de Jesús, y haz de la Eucaristía el centro de tu vida.
Oración: "Dulce Sacramento, te Adoramos. ¡Oh! Haz que te amemos cada vez más".
Promesa: ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor" (Sal 116:12-13).
Alabanza: "¡Te alabamos Señor, Jesús resucitado, Cordero Eucarístico de Dios! ¡Tú triunfaste sobre la muerte y nos diste "un retorno a la vida"! (Rom 11:15).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de febrero de 2015
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