[Padre Al comparte esta experiencia] Mientras escribo esto, en una mañana de domingo, pronto celebraremos Misa. Los ujieres están ocupados recogiendo el dinero y encendiendo las velas. Antes de la Misa se harán anuncios. El primer anuncio será acerca del premio de $200 en el Bingo durante la tarde. Durante la Misa, no predicaremos porque el obispo tiene una grabación acerca de la campaña de recaudación de la Arquidiócesis. Después de la Misa, habrá dos grupos en la puerta. Uno estará vendiendo nuestros tiquetes mensuales de la Lotería de la Iglesia. El otro estará vendiendo boletas para los jamones que se rifarán para recaudar fondos durante el período de la Cuaresma. (Sí, has leído bien).

Todo lo que acabo de decir es literalmente cierto. Mientras escribo esto, todos estos llamados se hacen en menos de una hora para los que vienen a la iglesia este domingo por la mañana aquí en la Cuaresma. No entiendas mal. Yo no estoy criticando a las personas dedicadas de esta parroquia. Pero ¿está Jesús complacido con esto? ¿Puedes imaginar a Jesús llamando al Bingo, o rifando jamones para apoyar Su ministerio?

Jesús dijo y dice: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio" (Jn 2:16). "Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas"(Jn 2:15).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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