los sacramentos de iniciativa
"Porque los hijos de este mundo son más astutos en sus tratos con los demás que los hijos de la luz" (Lucas 16:8).
"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles; si el Señor no custodia la ciudad en vano vigila el centinela" (Sal 127:1). "La bendición del Señor es la que enriquece, y nada le añade nuestro esfuerzo" (Prov 10:22). No importa cuánto nos esforcemos, no podemos hacer que las obras de Dios se sucedan. "Porque Dios es el que produce en ustedes el querer y el hacer, conforme a su designio de amor" (Fil 2:13).
Algunas personas deducen de esto que los cristianos no deben tomar la iniciativa en construir el Reino de Dios acá en la tierra como lo es en el cielo. Sin embargo, el Señor no nos dice que no tomemos ninguna iniciativa, sino que no pensemos que nuestra iniciativa es la causa de Sus obras.
El Señor quiere que Su pueblo tome más iniciativa que "los hijos de este mundo" (ver Lc 16:8). Como en la Iglesia primitiva y en la Iglesia a lo largo de los siglos, debemos tomar iniciativas audaces por el Reino de Dios. La Iglesia enseña: "La iniciativa de los cristianos laicos es necesaria especialmente cuando el asunto se trata de descubrir o de idear los medios para impregnar las realidades sociales, políticas y económicas con las demandas de la doctrina y vida cristianas. Esta iniciativa es un elemento normal de la vida de la Iglesia" (Catecismo, 899). Nosotros cristianos somos un pueblo de fuerte iniciativa, porque seguimos a Dios Quien inicia todo lo que es bueno (Stg 1:17). Él hace esto porque Él es amor (1 Jn4:16). Nosotros lo hacemos porque "el amor de Cristo nos apremia" (2 Co5:14).
Oración: Padre, que me consuma el fervor por Tu casa (Jn 2:17).
Promesa: "Lo verán aquellos a los que no se les había anunciado y comprenderán aquellos que no habían oído hablar de Él" (Rom 15:21).
Alabanza: Miguel tomó la iniciativa y empezó un ministerio de oración a través de mensajería por texto.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de junio de 2015.
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