Jesús dijo a sus discípulos que ni siquiera deberían esperar que Él les proporcionara techo (Lc 9:58). Jesús les dijo que respondieran a Su llamado inmediatamente y que la mínima vacilación los haría no aptos para el reino de Dios. (Lc 9:62). Después de haber hecho este tipo de exigencias extremas a Sus discípulos, Jesús comentó: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos". La reacción obvia a esta declaración sería culpar a Jesús por la escasez de trabajadores ya que Él exige demasiado de ellos. Jesús tiene una reacción diferente. Él no ve ninguna necesidad de eludir el llamado al discipulado radical; Él solo nos exhorta a orar para que el Dueño de la Cosecha envíe trabajadores.

Jesús no trata de convencernos, sino más bien darnos la "gracia". Él nos advirtió que seríamos como "ovejas en medio de lobos" (Lc 10:3). Él nos prometió mandarnos sin bastón para caminar, sin alforja ni sandalias (Lc 10:4). Jesús no trata de hacer el discipulado fácil. En efecto Él parece hacerlo intencionalmente más difícil. Verdadero discipulado es imposible sin Su gracia, la cual es siempre suficiente (2 Co 12:9).

Cuando vemos la escasez de sacerdotes, hermanos y hermanas religiosas, ministros laicos y feligreses; la respuesta al problema no es contemporización y llamar por menos compromiso. En su lugar la solución es proclamar la naturaleza radical del Evangelio y rezar más intensamente por trabajadores que obedezcan el llamado de Dios

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de junio de 2015.

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