parientes de dios
"Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican" (Lucas 8:21).
Lucas 8:21 es una de las promesas más impresionantes jamás hechas. Realmente podemos llegar a ser madres, hermanos y hermanas de Jesús, o sea, de Dios cuando escuchamos la Palabra de Dios y actuamos según ésta (ver Mt 12:50). Sin embargo, pocas personas, incluso cristianos, reciben esta promesa.
¿Cuántas personas escuchan la Palabra de Dios más de una vez por semana? De los que la escuchan, ¿cuántos dan la reciben en su corazón? (ver Stg 1:21) ¿Cuántos de los oyentes de la Palabra de Dios también actúan conforme a Su Palabra? (Stg 1:22) Aunque cualquiera puede en algún momento ser madre, hermano o hermana de Jesús, pocos están dispuestos a cumplir las condiciones necesarias para pertenecer a la familia inmediata de Jesús. ¿Pensamos que la promesa de Jesús es verdadera? Por siglos, los cristianos que han tomado en serio su promesa no han quedado defraudados, sino que han reconocido un parentesco especial con Él. ¿Queremos estar cerca de Jesús? ¿Estamos enamorados de Él? ¿Creemos que Él, literalmente, murió por amor a nosotros?
Cada mañana, lo primero que debemos hacer es: leer, escuchar, orar y practicar la Palabra de Dios. Así, experimentarás parentesco e intimidad con Jesús tal como Él lo prometió.
Oración: Jesús, que mi relación contigo sea más cercana que cualquier otra en mi vida.
Promesa: "Practicar la justicia y el derecho agrada al Señor más que los sacrificios" (Prov 21:3).
Alabanza: Dios otorgó a san Pío el don de leer los corazones, particularmente cuando escuchaba confesiones.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014
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