vida resucitada ahora y siempre
"Cristo resucitó de entre los muertos" (1 Corintios 15:20).
Somos testigos de Jesús resucitado (1 Co 15:15; Hch 2:32; 3:15; 4:2). La resurrección de Jesús es el corazón del Evangelio (2 Tim 2:8). "Y si Cristo no resucitó, es vana nuestra predicación y vana también la fe de ustedes" (1 Co 15:14). "Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados, en consecuencia, los que murieron con la fe en Cristo han perecido para siempre. Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima" (1 Co 15:17-19).
Por eso, celebramos a Cristo resucitado diariamente en la Misa, siendo testigos de Él y viviendo radicalmente vidas valientes (ver 1 Co 15:30-31). Celebramos semanalmente la resurrección de Jesús enfocando toda nuestra vida el domingo, Día de la Resurrección. Celebramos el Cristo resucitado anualmente en los cincuenta días del tiempo de Pascua – el Domingo de cincuenta días, la celebración de las celebraciones.
Por medio del Bautismo, hemos sido resucitados en compañía de Cristo (Col 3:1; Ef 2:6). Somos el pueblo resucitado. ¡Resucita y brilla!
Oración: Padre, que piense en la resurrección de Jesús y la mía, varias veces al día. Que esto pueda llenarme de esperanza (1 Pe 1:3).
Promesa: "Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades" (Lc 8:1-2).
Alabanza: Cuando san Genaro y sus dos compañeros fueron lanzados a la arena para ser devorados por las bestias, los animales no los tocaron, ya que el Señor los protegió.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014
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