Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos lo que significa obedecer (Heb 5:8). Aun en el día de su muerte, Jesús crecía en sabiduría (Lc 2:52) especialmente en lo que atañe a la obediencia. Así mismo, nos queda mucho que aprender acerca de lo que significa obedecer.

El centurión, a quien Jesús sanó un sirviente, nos enseña lo siguiente con respecto de la obediencia:

• Debemos pedirle al Señor que nos diga qué hacer (Mt 8:8).

• La obediencia frecuentemente es la manera de sanarnos a nosotros mismos y a otros (Mt 8:9).

• La obediencia es una expresión de fe (Mt 8:10).

• Ciertas acciones de Dios vienen a consecuencia de la obediencia (Mt 8:13, también Jn 4:52-53).

"Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos" (Rom 5:19). Jesús "se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz" (Fil 2:8).

Aprende a obedecer como Jesús lo hizo. Sé obediente como Jesús. Por medio de la intercesión del Inmaculado Corazón de María, por obediencia a la verdad, te purificas a ti mismo para un amor genuino (1 Pe 1:22). Considera que cada vez que recibes a Jesús en la sagrada Comunión, te haces disponible a sus órdenes (Mt 8:8). Vive una vida de obediencia (ver 1 Pe 1:2).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2014

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