oracion-poder
"Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre..." (Mateo 6:9).
Las palabras de Elías "quemaban como una antorcha" (Eclo 48:1). "Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto" (Eclo 48:3). El "despertó a un hombre de la muerte" (Eclo 48:5) y "precipito a reyes en la ruina" (Eclo 48:6). Elías era impresionante (Eclo 48:4).
Sin embargo, "Elías era un hombre como nosotros" (Stg 5:17). De hecho, el más pequeño nacido en el reino de Jesús es más grande que Elías (Mt 11:11, 14). Podemos hacer obras aún mayores que las que hizo Elías o hasta Jesús (Jn 14:12). Nuestra oración es "en efecto poderosa" (Stg 5:16) pues a través de la oración hablamos con nuestro Padre, Quien ama a Sus Hijos más que cualquier padre haya podido amar a los suyos. Nuestro Padre Celestial sabe lo que necesitamos antes de que nos acerquemos a Él para pedirle (Mt 6:8) y nos ama mucho más que lo que nos amamos los unos a los otros. Porque nos ama, Nuestro Padre envió a nuestro Hermano Mayor, Jesús, a morir.
Así que si nosotros con todos nuestros pecados sabemos dar a nuestros hijos lo que es bueno, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan! (Mt 7:11).
Oración: Padre, anhelo que mi oración cambie al mundo.
Promesa: "Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes" (Mt 6:14-15).
Alabanza: San Romualdo discernió que él debía ofrecer su vida al Señor y entrar a un monasterio para hacer penitencia por su padre, quien asesinó, en un duelo, a un familiar.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2014
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