no tenemos queja alguna
"A Moisés le dolió oír a su pueblo, familia tras familia, quejarse y llorar a la entrada de sus tiendas, de manera que el Señor se enfadó" (Num 11, 10).
Con diez plagas sobrecogedoras, el Señor liberó a toda la nación Israelita después de siglos de esclavitud. Él protegió a su pueblo escogido cuando milagrosamente ahogó al ejército egipcio en el Mar Rojo. Después, el Señor obró el milagro de alimentar a cientos de miles de israelitas a diario durante cuarenta años, dándoles Maná del cielo.
La gente reaccionó a los milagros enérgicos y amorosos de Dios no con agradecimiento, sino con quejas sobre la comida. "¿Que nos importa la liberación milagrosa de la nación? Más nos apetecen las cebollas, ajo, jugosos melones y pepinos frescos"(Num 11, 5).
Moisés reaccionó a las quejas egoístas de su pueblo con otra queja egoísta. ¿Te has quejado tú alguna vez de las quejas de otros?
No cabía quejarse después de lo que hizo el Señor por los Israelitas. Nosotros, que estamos bajo la nueva alianza, no tenemos ninguna razón para quejarnos. El Señor no nos ha liberado de Egipto sino del pecado, de Satanás, del infierno, de la muerte, de la esclavitud y del odio contra nosotros mismos. Por amor, el Señor murió para quitar nuestros pecados. Él nos ha dado una nueva naturaleza en el bautismo y nos ha hecho sus hijos. Somos miembros del cuerpo de Cristo y templos del Espíritu Santo. Recibimos a Jesús en la Sagrada Comunión. Viviremos para siempre en la perfecta felicidad y el amor del cielo.
Por lo que el Señor ha hecho por nosotros, debemos avergonzarnos de nuestras quejas. Deberíamos siempre darle gracias (1Tes 5, 18).
Oración: Padre, ayúdame a serte agradecido en esta vida y en el más allá (Col 3, 15).
Promesa: "Los que comieron eran unos cinco mil, sin contar mujeres y niños" (Mt 14, 21).
Alabanza: Jesús curó el cáncer de Ellen quitándole su tumor cuando el Padre Ángelo le impuso las manos en oración.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de mayo de 2013
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