¿Alguna vez has estado tan asombrado, en el ministerio, que lo que deseas es desahogarte? ¿Alguna vez has tenido que "hablar como un necio" (2Cor 11:21) para comunicar el mensaje de Jesús y su resurrección? "Vuelvo a hablar como un necio" (2Cor 11:23). San Pablo debe haber discernido que el despliegue de esa "necia" libertad de expresión puede ser la manera de combatir los falsos apóstoles (Cfr. 2Cor 11:13).

San Pablo se inspiró para darnos su larga lista de sufrimientos, lo que demuestra su sinceridad como un verdadero apóstol. Sin embargo, su verdadero alarde estaba en el Señor (Cfr. 2Cor 12:9). Pablo dijo a la iglesia naciente en Corinto: "siempre, y particularmente en relación con ustedes, nos hemos comportado con la santidad y la sinceridad que proceden de Dios, movidos, no por una sabiduría puramente humana, sino por la gracia de Dios" (2Cor 1:12).

Desde la perspectiva del mundo, san Luis Gonzaga fue también un necio. Él nació en la nobleza y creció en las cortes reales. Después de un emotivo juego de tira y afloja con su padre, se le permitió renunciar a su derecho hereditario a la sucesión y unirse a los jesuitas. Luis demostró más aún su necedad justa al contraer la peste mientras cuidaba a los enfermos. "¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos!" (Sal 116:15).

¿Cómo te inspiran Pablo y Luis a ser un necio para Cristo? (Cfr. 1Cor 4:10) "Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón" (Mt 6:21).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013

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