Los guardias del templo estaban tan impresionados con las palabras de Jesús que desobedecieron la orden de arrestarlo (Jn 7:45). Ellos dijeron, "Nunca jamás nadie había hablado de esa manera" (Jn 7:46). Los líderes religiosos presionaron a los guardias para que no aceptaran a "Jesús ni a su grupo de seguidores." Los guardias cedieron a la presión.

"Sin embargo, muchos creyeron en él, aun entre las autoridades, pero a causa de los fariseos no lo manifestaron, para no ser expulsados de la sinagoga. Preferían la gloria de los hombres a la gloria de Dios . (Jn 12:42-43). Ellos se rindieron ante la presión.

Los apóstoles fueron perseguidos para que abandonaran a Jesús. Pedro fue presionado para que negara a Dios tres veces. Todos se rindieron bajo la presión. (ver Mc 14:50, 68ss).

Después de Pentecostés se volvió a ejercer presión. Esta vez los apóstoles (Hch 4:19; 5:29), Esteban (Hch 7:55ss), Felipe (Hch 8:4ss), Ananías (Hch 9:13), Pablo (Hch 28:31), etc., rechazaron amedrentarse bajo la presión. El Espíritu Santo fue quien los sostuvo.

Puesto que vivimos en una sociedad anticristiana y en una "cultura de muerte", muchos cristianos se encuentran bajo presión en el hogar, en el trabajo, en la escuela, e incluso en la iglesia. Si abrimos nuestro corazón al Espíritu Santo durante esta Cuaresma y temporada de Pascua, lograremos aguantar con firmeza la presión que se nos oponga.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 27 de septiembre de 2012

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