Jesús dijo que cuando ayunemos, debemos de estar frescos, para que así nadie vea que estamos ayunando (Mt 6:17-18). Lo que nos dice es que debemos ayunar para complacer a Dios, no al hombre.

De algún modo, la gente debe ver que estamos ayunando sin importar la apariencia que tenga nuestra complexión. El ayunar causa cambios drásticos que son visibles para aquellos que nos rodean.

• Ayunar, junto con la oración, es el arma más eficaz para romper las ataduras del enemigo (Evangelium Vitae #100).

• El ayunar da la libertad al oprimido, al cautivo, al que está en depresión, al adicto y los que no tienen casa. (Is 58:6-7).

• Nuestro ayuno de comida facilita que nuestro dinero esté disponible para dar de comer y vestir al hambriento y al pobre. (Is 58:7).

• Enormes y desmesurados problemas son superados por el ayuno y la oración. (Mt 17:21).

• El ayuno está acompañado por la humildad, el interés, y la ausencia de rencillas con los que nos rodean (Is 58:3-4)

En resumen, el verdadero ayuno penetra las nubes y causa que nuestras oraciones sean escuchadas y contestadas por Dios (Is 58:4). El verdadero ayuno trae innegable resultados.

Juzga tu propio ayuno por medio de los resultados de un verdadero ayuno. ¿Estas ayunando de tal manera que tu mundo está cambiando? ¿Pueden otros saber que estas ayunando simplemente observando tu cambio de vida y viendo el poder que emana de tu vida para cambiar al mundo?

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 27 de septiembre de 2012

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