paz en las tormentas de navidad
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo" (Mateo 1:20).
El villancico navideño, "Noche de Paz," ilustra la Navidad como "Noche de paz, noche de amor. Todo duerme en derredor, entre los astros que esparcen su luz." Sin embargo, esta es la excepción y no la regla, porque la Navidad de acuerdo con los parámetros de Dios no es calmada. En la primera lectura de hoy, la Iglesia sugiere que la Navidad es mejor que el hecho de que toda la nación israelita fuera liberada de la esclavitud en una noche, y del exilio de toda una generación en cautiverio. (Cfr. Jer 23:7-8). En otras palabras, la Navidad es mejor que dos de los momentos más asombrosos en la historia de la Salvación. La Navidad puede no solo ser mejor sino también más estremecedora. La Iglesia usa las palabras de Juan el Bautista para describir la Navidad como el efecto posterior 'Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas' (Cfr. Lc 3:5).
La primera Navidad para José fue ciertamente un trastorno de sus planes de tomar a María como su esposa y formar una familia. La primera Navidad para María, obligada a dar a luz a Dios en un establo, fue cualquier cosa menos calmada (ver Lc 2:7). Cualquier calma asociada con la Navidad es usualmente la calma que precede a la tormenta. Por ejemplo, después de que María y José empezaron a superar las difíciles circunstancias del nacimiento de Jesús, tuvieron que huir a Egipto (Mt 2:13).
En la primera Navidad, los ángeles cantaron acerca de la paz en la Tierra (Cfr. Lc 2:14). Esta fue una Paz en unas circunstancias incómodas, Paz "más allá de todo entendimiento" (Cfr. Fil 4:7). Esta es la Paz de Navidad.
Oración: Padre, gracias por estremecerme. Yo confío en ti.
Promesa: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: «Dios con nosotros»" (Mt 1:23).
Alabanza: "Oh Señor agrado del antiguo Israel, que te mostraste a Moisés en la zarza ardiente, quien le dio la Ley Sagrada en el Monte Sinaí: ven, extiende tu mano ponderosa para liberarnos".
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de julio de 2013
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