muere con una sonrisa
"Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir" (Lucas 21:14-15).
El libro de Daniel probablemente fue escrito en el tiempo del imperio Seléucida, durante la persecución del pueblo Judío. Aunque esta fue una severa y brutal persecución (Cfr. 1 Mac 1:60-63), el autor de Daniel aun podría burlarse de los que le perseguían. Él imaginó a los perseguidores sacudidos cuando vieron una escritura hecha por una mano incorpórea en la pared. El autor parece disfrutar describiendo así al rey de los perseguidores: "De pronto, aparecieron unos dedos de mano humana, que escribían sobre el estuco del muro del palacio real, frente al candelabro, y el rey veía el extremo de esa mano que escribía. Entonces el rey cambió de color y sus pensamientos lo llenaron de espanto; se le aflojaron todos los miembros y se entrechocaban sus rodillas" (Dan 5:5-6). En medio de serias enseñanzas sobre la persecución, el castigo, la justicia, y la soberanía de Dios; el autor de Daniel ha querido hacer algunas bromas.
También nosotros podemos sonreír incluso cuando somos maltratados y perseguidos (Cfr. Lc 21:12). Podemos estar alegres, aun cuando sufrimos una traición (Cfr. Lc 21:16) o cuando nos enfrentamos a la ejecución. El Señor nos dará una gracia especial no sólo para hablar en nuestro juicio (Cfr. Lc 21:15), pero también para confiar en que Dios nos rescatará o nos dará una muerte gloriosa. Entonces "cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación" (Lc 21:28).
Cualquiera puede hacer bromas en una fiesta, pero sólo un hijo de Dios lo puede hacer en un martirio. Sonreír, sufrir, morir, vivir para Jesús y amarlo con todo su corazón.
Oración: Padre, que pueda reír con el sentido de humor que tenía san Lorenzo y santo Tomas Moro al morir.
Promesa: "Y Jesús les hizo esta comparación: 'Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol'" (Lc 21:29).
Alabanza: Jesús le dio tranquilidad a Robin, para aceptar las rabias de su marido. Finalmente su esposo conoció a Jesús y abandonó su mal temperamento.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de junio de 2013
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