fuerza de voluntad
"No se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir" (Lucas 12:11).
Si repudiamos públicamente al Señor, Él nos repudiará a nosotros en presencia de los ángeles de Dios (Lc 12:9). El negarse a reconocer públicamente a Jesús puede ser un pecado imperdonable de blasfemia contra el Espíritu (Lc 12:10). Este pecado no se comete por debilidad, pues el Espíritu Santo nos enseñará al propio tiempo "todo lo que se debe decir" (Lc 12:12). Así el pecado de negar a Jesús es un acto intencional de rebelión. El espíritu nos dará a todos la sabiduría, el poder y la audacia necesaria para respaldar a Jesús, pero podemos rehusar a que "se haga Tu voluntad" (Lc 1:38).
Por lo tanto, no debemos centrarnos en enfocarnos en nuestras debilidades tanto como en nuestros corazones. No se trata de no poder reconocer a Jesús sino del no querer hacerlo. El Señor no tiene problema alguno con usar nuestras debilidades para perfeccionar su poder (2 Cor 12:9). Pero si podemos arruinar su plan en nuestras vidas cuando decidimos no cooperar. Por un acto de nuestra voluntad, tenemos el poder de privarnos de la verdadera libertad, la salvación y la vida eterna. Además de orar por fortaleza en nuestra debilidad, debemos pedir un corazón humilde, contrito, dócil y dispuesto (Sal 51:19).
Oración: Padre, que yo quiera lo que quieres tanto como lo quieres Tú.
Promesa: "Así pues, todo depende de la fe, todo es gracia" (Rom 4:16).
Alabanza: San Isaac no renegó al Señor aun al ser torturado y finalmente asesinado.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de junio de 2013
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