nacimiento milagroso
"Ella dará a luz un Hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados" (Mateo 1,21).
¿Qué mejor manera de "Dios estar con nosotros" (Mt 1,23) que hacerse uno de nosotros? El san Mateo termina con estas palabras: "Y Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo" (Mt 28-20). Entre los versículos 1,23 y 28-20, nos dice que él ha escrito su Evangelio principalmente para mostrar como "Dios está con nosotros" a través de su Hijo Jesús.
Jeremías espera al rey justo, por lo que profetizó, "Llegarán los días —oráculo del Señor— en que suscitaré para David un germen justo" (Jer 23,5). La misión de este germen justo es la de salvar (Jer 23,6). El nombre Jesús significa Salvador, por lo que ambos, Jeremías y Mateo se refieren a Jesús como Salvador.
Con frecuencia olvidamos que es en Jesús que encontramos la salvación - no en el dinero, ni en la familia, ni en el trabajo. Tenemos que tener a Dios como nuestra principal prioridad. Jesús es el divino Hijo de María, concebido a través del poder del "Espíritu Santo". (Mt 1,20). Él es el "Emanuel" (Mt 1,23) ya que Él es Dios con nosotros.
Tenemos que aprender a obedecer el mandato divino así como lo hizo José. José hizo lo que Dios le había ordenado. (Mt 1,24). Ambos, José y María se presentan ante nosotros como modelos de lo que implica la salvación – obedecer la palabra de Dios (Lc 1,38 y Mt 1,24). Jesús nació para que podamos seguirle y de esa manera ser obedientes al Padre Celestial.
Oración: "María dijo: Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mi lo que has dicho" (Lc 1,38).
Promesa: "Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo sino para que el mundo se salve por Él" (Jn 3,17).
Alabanza: "Oh Dios Sagrado del antiguo Israel, quien se le apareció a Moisés en la zarza ardiente. Quien le entregó la Ley Sagrada en el Monte Sinaí: Ven, extiende Tu mano poderosa para liberarnos."