Nosotros, los cristianos estamos llamados a ser como los niños, no infantiles (1 Corintios 14:20). Ser infantiles significa ser "lanzados de aquí para allá, llevados por doquiera por cualquier viento de doctrina que se origina en el engaño y la habilidad humana en la propuesta de error" (Ef 4:14). Significa ser manipulados y esclavizados.

El camino a la libertad del infantilismo es profesar la verdad en el amor (Efesios 4:15). La verdad nos hará libres (Jn 8,32) y nos hará "crecer a la plena madurez de Cristo, la Cabeza" (Ef 4:15).

Crecemos y salimos del infantilismo al obedecer a apóstoles, profetas, evangelistas y maestros-pastores que nos capacitarán para el trabajo de servicio para la edificación del cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-12). La verdad que nos libera del infantilismo no es información espiritual generalizada; es la verdad que nos prepara para el servicio de tiempo completo para el cuerpo de Cristo. Esta es la llamada de todos los bautizados.

Por otra parte, la verdad que nos libera y nos equipa para el servicio se basa en la Biblia. "Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza - para reprender, corregir y educar en santidad para que el hombre de Dios sea enteramente competente y preparado para toda buena obra" (2 Tm 3,16-17).

Por lo tanto, estudia y conoce la palabra de Dios en las Escrituras para prepararte para el servicio de Dios o de lo contrario vive la esclavizada y confusa vida de un niño. Crece o serás manipulado. Es el servicio de la Biblia y de Dios, o la confusión y la oscuridad. "Así dejaremos de ser niños" (Ef 4:14).

Rescripto:  †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012

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