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Viernes, 29 de septiembre de 2017

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arcángeles Miguel, Gabriel, y Rafael


Daniel 7:9-10, 13-14
o Apocalipsis 12:7-12
Salmos 138:1-5
Juan 1:47-51

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Reflexiones Similares

verificación de la realidad

"Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría delante de Él. Miles de millares lo servían" (Daniel 7:9-10).

Mucha gente tiene una falsa impresión de los ángeles. Piensan que los ángeles son lindos o dulces. Esta falsa impresión contribuye a una mirada sesgada de Dios y de todo el plan de salvación. Mucha gente piensa que la vida es un juego y que la vida en Cristo es agradable, pero no necesariamente.

El hecho es que los ángeles son formidables y aun aterradores. El nombre "Miguel" significa "¿Quién como Dios?" Este es un desafío, en tu cara, a arrepentirte y humillarte. El arcángel Gabriel no tolera ninguna tontería. Cuando Zacarías no creyó inmediatamente un mensaje de Gabriel, el arcángel dijo a Zacarías: "Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras" (Lc 1:20). Si no le hablas a un ángel apropiadamente, no deberías hablar en lo absoluto. Además, el arcángel Rafael parece no sentir ninguna "calidez" por nosotros. Él bruscamente declara: "Cuando estaba con ustedes, no era por mi propia iniciativa, sino por voluntad de Dios" (Tob 12:18).

Los ángeles no necesariamente te hacen sentir bien contigo mismo. Más bien, la verdadera comprensión de los ángeles nos confronta con la realidad para evitar que hagamos a Dios a nuestra imagen y semejanza, y de este modo distorsionemos el cristianismo más allá de reconocerlo. Cree la revelación divina acerca de los ángeles, y estremécete ante la Palabra de Dios (Is 66:2) y sepa que "¡verdaderamente es algo terrible caer en las manos del Dios viviente!" (Heb 10:31), porque Él es un Fuego de amor que consume (Heb 12:29).

Oración:  Padre, en este día dame el temor del Señor el cual es el comienzo de la sabiduría (Sal 111:10).

Promesa:  "Les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre" (Jn 1:51).

Alabanza:  "Ángeles del Señor, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!" (Dn 3:58).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de mayo de 2017.

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