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Miércoles, 22 de agosto de 2018

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Realeza de María


Ezequiel 34:1-11
Salmos 23:1-6
Mateo 20:1-16

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Reflexiones Similares

ama a dios por sí mismo

"El Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña" (Mateo 20:1).

"Es verdad que la piedad reporta grandes ganancias" (1 Tim 6:6). "Los ejercicios físicos son de poca utilidad; la piedad, en cambio, es útil para todo, porque encierra una promesa de Vida para el presente y para el futuro" (1 Tim 4:8). Hay beneficios tan impresionantes para el cristianismo que los cristianos están tentados a pensar que estos beneficios son la razón del cristianismo. Sin embargo, la esencia de la vida cristiana es el amor - amor incondicional - porque Dios es este tipo de amor (1 Jn 4:16). Por ejemplo, deberíamos ir al cielo no principalmente porque el cielo es tan bueno, sino porque Dios vive allí. El cristianismo no debe centrarse en las bendiciones de Dios, sino en el Dios que bendice.

Debido a que somos naturalmente egoístas, es difícil para Dios hacer que lo amemos por SÍ Mismo. Sin embargo, Él lo lleva a cabo haciendo de la cruz la esencia del cristianismo. Cuando cargamos nuestras cruces y sufrimos, vemos que el cristianismo no es solo bendiciones. Por medio de la cruz, entramos en el amor del Crucificado.

Además, el Señor a veces da felicidad eterna a aquellos que hacen poco para merecerla (ver Mt 20:9, Lc 23:43). Si llevamos la cruz del cristianismo para obtener algo de ella, podríamos observar esto y quejarnos: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada" (Mt 20:12). La vida cristiana no tiene sentido si la miramos así. Así es que, el cristianismo debe ser esencialmente acerca de algo más.

Sé cristiano. Vive el amor incondicional (Jn 15:9) Ama a Dios por Sí Mismo.

Oración:  Padre, que Te ame aun sintiendo lo que Job sintió.

Promesa:  "Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él" (Ez 34:11).

Alabanza:  María conformó su voluntad a la de Dios y recibió alegría. Aunque era una joven de un pueblo humilde, dijo "Sí" al Señor y fue elevada hasta ser la Reina del cielo y la tierra.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018

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