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Sábado, 6 de julio de 2013

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Santa María Goretti


Génesis 27:1-5, 15- 29
Salmo 135:1-6
Mateo 9:14-17

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disfraz

"Después Rebeca tomó una ropa de su hijo mayor Esaú, la mejor que había en la casa, y se la puso a Jacob, su hijo menor; y con el cuero de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello." -Génesis 27:15-16

Jacob envidiaba la primogenitura de Esaú y el haber obtenido la bendición de su padre. Se sirvió de un disfraz para robársela. Pero esta misma estratagema se volvió en su contra tiempo después cuando, al despertar tras la noche de bodas, se encontró con que su esposa no era su querida Raquel sino su hermana Lía, quien se había disfrazado de Raquel (Gn 29, 25.)

Los humanos somos tan propensos a engaños y envidias que Dios dedicó los últimos dos mandamientos prohibiéndolos expresamente. Dios sabe que tendemos a pensar "lo de mi vecino es mejor". No estamos satisfechos con lo nuestro y queremos lo ajeno.

Antes de nacer Jacob, el Señor prometió que Jacob iba a ser más próspero y que sobrepasaría a Esaú (Gn 25,23). ¿Por qué Jacob tuvo que codiciar una bendición inferior a la suya y sufrir las consecuencias terribles del robo también? Lo único que Jacob tenía que hacer era conformarse y esperar a que la bendición de Dios le llegara a su debido tiempo.

Hay un Jacob dentro de cada uno de nosotros. Envidiamos y no podemos obtener todo lo que queremos, y así surgen muchas peleas y discusiones. El Señor nos exhorta "conténtense con lo que tienen" (Heb. 13, 5). ¿Y qué tenemos? Nosotros tenemos un lugar dentro del cuerpo bendito de Jesús (Jn. 14,2) preparado desde el principio (Ef. 1, 4-5; 2,10; Heb. 11,40). Nosotros tenemos "toda clase de bienes espirituales en el cielo" (Ef. 1,3).

¿Vas a aceptar una bendición inferior? Vive la vida que Dios te asigno (1 Cor. 7, 17). Sé todo lo que puedas ser – en Cristo.

Oración:  Jesús, me arrepiento de toda envidia y codicia. Me arrepiento de estar disconforme con tus planes para mí. Que se haga tu voluntad.

Promesa:  "El Señor hace todo lo que quiere en el cielo y en la tierra…" (Salmo 135, 6)

Alabanza:  La madre de Santa María Goretti perdonó al asesino de su hija, y después fue a misa con él.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013

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