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Jueves, 2 de julio de 2015

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Génesis 22:1-19
Salmos 115:1-6, 8-9
Mateo 9:1-8

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lo último de la seguridad financiera

"Abraham llamó a ese lugar "el Señor proveerá" y de ahí se origina el siguiente dicho: 'En la montaña del Señor se proveerá.'" (Génesis 22:14).

Dios Padre ve nuestras necesidades. Él nos cuida y nos da el pan diario (Mt 6:11). Como hijos suyos, no tenemos que preocuparnos de lo que vamos a comer, beber o necesitar (Mt 6:31). Dios nuestro Padre es el perfecto Proveedor. Por eso, tenemos una completa seguridad financiera.

Sin embargo, si no somos conscientes de la perfecta providencia de Dios, podemos sentirnos obligados a tratar de cuidarnos a nosotros mismos, como si todo dependiera de "nuestra providencia" y no de la de Dios. Por supuesto, no somos capaces de hacerlo satisfactoriamente, y así acabamos probablemente frustrados e inseguros.

Jesús vino a este mundo a revelarnos a Dios Padre. Jesús es el único camino al Padre (Jn 14:6). Jesús ha dejado claro que la providencia de Dios Padre es "concreta e inmediata" (Catecismo, 303). Si se lo permitimos, nuestro Padre proveerá todas nuestras legítimas necesidades o hará algo aún más grande — por ejemplo, llevarnos al misterio del sufrimiento y muerte de su Hijo. Podemos confiar en Dios Padre completamente en la vida, la muerte, después de la vida y siempre. ¡Confía en el Padre!

Oración:  Padre, por tu gracia confío en Ti, también pongo en tus manos lo que más me cuesta dejar a tu cuidado.

Promesa:  "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados" (Mt 9:2).

Alabanza:  Silvia perdió su permiso de conducir más de un año, pero el Señor atendió todas sus necesidades día a día.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de febrero de 2015

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