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Lunes, 12 de junio de 2017

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2 Corintios 1:1-7
Salmos 34:2-9
Mateo 5:1-12

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sangro por ti

"Nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo" (2 Corintios 1:4).

Jesús vino a la tierra, sufrió por nosotros y nos consoló. Él "soportaba nuestros sufrimientos" (Is 53:4). Debido a que Jesús sufrió, Él es capaz de ayudar a los que sufren (Heb 2:18). Jesús tenía un ministerio público extraordinario de la sanación, de la enseñanza y de la liberación. Sin embargo, no fue por sus victorias, sino más bien por sus heridas y sus sufrimientos que hemos sido curados y salvados (1 Pe 2:24).

Nosotros, los discípulos de Jesús tenemos el privilegio de sufrir por Él (Fil 1:29). Hacemos efectivos nuestros sufrimientos mediante la unión a Jesús. Entonces, podemos encontrar nuestra alegría en el sufrimiento que soportamos (Col 1:24) para su pueblo. Un dicho católico tradicional que se le dice a una persona sufriente es "ofrézcalo". Igualmente podríamos decir "intégrelo", es decir, únalo a los sufrimientos de Jesús, el Siervo sufriente.

Al unir nuestros sufrimientos a los de Él, podemos ser "otros Cristos" para las personas que sufren. Cuando "lloren con los que lloran" (Rom 12:15), nuestra compasión es auténtica debido a la profundidad de nuestro propio sufrimiento. Otros lo pueden percibir y se abren cuando los animamos a invitar a Jesús a tocar y sanar sus heridas.

En el Evangelio de hoy, Jesús proclama: "Felices los afligidos, porque serán consolados" (Mt 5:5). ¿Quién será capaz de consolar a una persona qué está de luto? Es muy posible que nosotros, los que hemos llorado y sufrido seremos los consoladores (2 Co 1:6).

Oración:  Jesús, por Tus heridas somos sanados (1 Pe 2:24).Por medio de nuestras heridas unidas a las suyas, traiga a muchos a la sanación y la salvación.

Promesa:  "Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia" (Mt 5:7).

Alabanza:  Roberto ministra el amor de Dios a los que están heridos por el divorcio.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de marzo de 2017.

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