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Jueves 12 de marzo de 2015

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Jeremías 7:23-28
Salmos 95:1-2, 6-9
Lucas 11:14-23

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¿estás orando a duras penas esta cuaresma?

"Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: 'No endurezcan su corazón'" (Salmos 95:7-8).

Se presta mucha atención hoy en día al endurecimiento de las arterias: arteriosclerosis. Las arterias se obstruyen y endurecen a tal punto que el flujo de sangre no puede pasar. Esto puede llevar a una muerte repentina. De la misma manera, un corazón endurecido y una dura cerviz conducen a la muerte espiritual.

Ésa es una razón por la que conviene doblar las rodillas en adoración e inclinar la cabeza cuando oramos. La Misa incluye una serie de momentos para pararse, sentarse, arrodillarse, ir y regresar en procesión a la Comunión sucesivamente. Constantemente estamos moviéndonos, lo cual es una ayuda para prevenir una postura rígida ante el Señor. Sí, nuestros corazones pueden aun estar duros, retorcidos, tortuosos y auto engañados incluso en la Misa (ver Jer 17:9).A pesar de esto en la Misa, estamos ante la Presencia real del corazón latiente de Jesús en su gloria eucarística.

Te reto para que el resto de esta Cuaresma hagas lo posible por asistir a Misa diariamente o tan frecuentemente como te sea posible. Si no es posible, entonces aumenta tu tiempo en oración diaria y trata de orar de rodillas o con la cabeza inclinada ante el Señor. Ésta es una manera de humillarnos ante los ojos del Señor (ver Lc 18:9-14; 1 Pe 5:6).

Jesús, manso y humilde de corazón, has nuestros corazones semejantes al Tuyo.

Oración:  "Oh Dios, cambia mi corazón. Hazlo siempre verdadero".

Promesa:  "El que no está conmigo está contra Mí y el que no recoge conmigo, desparrama" (Lc 11:23).

Alabanza:  Juan recibió la sanación al orar: "Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden".

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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