Esta mañana asistí a la Misa en el dormitorio del Padre Al Lauer, fundador y, desde hace mucho tiempo, autor de Un Pan, Un Cuerpo. El Padre moría de cáncer de hígado y le quedaban sólo unos días de vida. Él no podía levantarse de la cama y casi no podía hablar, pero todavía quería hacer una breve homilía sobre el Evangelio de hoy. Las comparto con ustedes porque las palabras de quien se está muriendo en Jesús contienen una credibilidad especial (ver Sal. 116:15). Pensé en Jesús jadeando sus preciosas últimas palabras en la cruz, mientras escuchaba la homilía del Padre.

El Padre dijo: "En esta sección del Evangelio de Lucas no se trata tanto de la persistencia de la oración como de la certeza de que nuestras oraciones serán contestadas. Jesús quiere que confiemos en Dios Padre como nuestro Abba. Jesús quiere que estemos seguros de que cuando oramos, nuestra oración será contestada como la hemos pedido o de manera mucho mejor de lo que jamás hubiéramos imaginado, a pesar de que inicialmente pueda parecer como si el Señor nos está diciendo 'No'. Dios es nuestro Abba (Lc 11:2). Tengan confianza en Abba como Aquel que siempre contesta nuestras oraciones y atiende con especial cuidado (cf Lc 10:40) cada petición que le rogamos". En este momento la fuerza del Padre Al se había agotado, y tuvo que cerrar los ojos y descansar a medida de que la Misa continuaba.

"Cuando oren, digan: 'Abba' Padre…"

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014

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